domingo, 19 de marzo de 2017

Existencias inexistentes

Te ví subir y nuestras miradas se encontraron, giré mi cabeza y enfoqué mi vista al paisaje. Sentí mis manos sudorosas y mi corazón acelerado. Pasaste a lado de mí y te colocaste a menos de dos metros de distancia. El autobús estaba casi vacío.

Nos dimos cuenta de que estabamos ahí, tan cerca. Nos notamos tan bien como esas primeras veces que nos encontramos, cuando aún eramos desconocidas. Cuando nos emocionabamos al vernos pasar.

Ahora no fue emoción, por mi parte fueron nervios, angustia y arrepentimiento. Quería sentarme a tu lado y dirigirte algunas palabras triviales, esas que fluían tan sencillamente cuando conversábamos. Pero desde aquella vez que me dijiste que no fuera egoísta te he dejado de hablar.

Tu tampoco te acercaste, ¿aún me guardas rencor?, ¿o es que ya no soy una persona lo suficiente relevante como para considerar entablar una conversación?

Nos encontrábamos ahí, después de haber vivido tantas cosas juntas, pero lo que externamos no era ni de desconocidas. Estabamos ausentes la uno de la otra. Aunque en mis pensamientos solo estabas tú en ese momento.

¿Cómo las personas pasan de amarse tan intensamente a ignorar mutuamente su presencia?

Que me digan como, por ti viví y aprendí tantas cosas, no me es posible hacer como si tu existencia fuera inexistente.


No hay comentarios.:

Publicar un comentario